sábado, 6 de marzo de 2010

Nuestra Congregación


La Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, fundada por Santa María Eufrasia Pelletier, quien vivió desde 1796 a 1868, fue aprobada por el Papa Gregorio XVI, el 16 de enero de 1835. Esta Congregación tuvo su origen en la Orden de Nuestra Señora de la Caridad, conocida como el Refugio, fundada por San Juan Eudes, en 1641.

Juan Eudes, sacerdote sobresaliente de su tiempo, fue una de las grandes figuras que marcaron la renovación cristiana del siglo XVII, en Francia y en toda la Iglesia. Fue reconocido como padre, doctor y apóstol del culto litúrgico de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Fundó el Refugio después de tomar conciencia de la miseria moral y de la explotación de un gran número de jóvenes y mujeres. Y, para asegurarse que las Hermanas permanecieran fieles a su fin específico, y no se dejasen vencer por las dificultades que encontrasen, les dio un cuarto voto: el celo por la salvación de las almas.
En el año de 1814, Rosa Virginia Pelletier ingresó en la Orden de Nuestra Señora de la Caridad, en Tours, Francia, con el nombre de María de Santa Eufrasia. Ella se encargó del servicio directo a las jóvenes y mujeres. Fue superiora a los 29 años de edad y, por invitación del Obispo de Angers fundó una casa en esa ciudad, en 1829, y la llamó Buen Pastor.



En 1831, la Hermana María Eufrasia estableció una comunidad contemplativa para las jóvenes y mujeres de su tiempo que quisieran consagrarse a Dios en su misión de reparación del mal de la sociedad y les dio como Patrona a Santa María Magdalena. Sus constituciones las aprobó el Obispo Montault, el 10 de enero de 1831. Luego, pasadas muchas dificultades, el Generalato fue aprobado en 1835. Con esta aprobación de la Iglesia, María Eufrasia instituyó la Casa de Angers y las casas dependientes de ésta, como una Congregación distinta de la Orden de Nuestra Señora de la Caridad. La nueva Congregación recibió el nombre de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor de Angers.
Posteriormente, el 21 de julio de 1855, por mandato de la Santa Sede, la Congregación fue dividida en Provincias. A la muerte de María Eufrasia eran 110 casas alrededor del mundo, con la misma espiritualidad centrada en la Persona de Cristo. También los elementos de la doctrina de San Juan Eudes: la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, el amor a la voluntad del Padre y el cuidado por los más necesitados de misericordia, eran características en la Comunidad de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, tanto como lo son ahora.
Han pasado más de ciento setenta años y la Congregación sigue viva. Cada Superiora General ha entregado el cayado, siempre con la esperanza ferviente de continuar la obra encomendada por María Eufrasia. Hasta hoy son ya once las Superioras Generales que han estado al frente del Instituto.
En la actualidad las Hermanas del Buen Pastor están desplazadas a lo largo y ancho del mundo y continúan la obra redentora de Cristo. Pues, como su fundadora, aman la imagen de Dios en cada persona y comprenden la debilidad humana.
En los meses de junio y julio del 2003 se celebró, tanto la cuarta Asamblea General de las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor, como el vigésimo octavo Capítulo General de las Hermanas del Buen Pastor.2 Al mismo han llegado hermanas representando a 67 países, con las alegrías y penas de los pueblos del mundo. Con ellas, por primera vez, al inicio de este tercer milenio, laicos y laicas que viven el carisma y misión del Buen Pastor, comparten con la Congregación este tiempo de gracia.
“Con los laicos se incluyen también los asociados, amigos, voluntarios, compañeras, colaboradores/as de la Congregación. Puesto que el camino de la Congregación en lo que concierne a los laicos ha evolucionado mucho en los últimos tiempos; en ellos hay dones y talentos, capacidades profesionales y compromiso apostólico que hoy más que nunca son vitales en la evangelización. Pues uno de los mayores dones de la vida religiosa, en estos últimos tiempos, es el haber descubierto que los laicos hacen explícita la vivencia del carisma, se integran a la misión apostólica y encarnan la espiritualidad congregacional”.3
El lema de este capítulo fue: “Portadoras de vida con y para los pobres de nuestro mundo”, como respuesta de la Congregación del Buen Pastor ante la interpelación de la realidad en la que vivimos, donde los pobres son más pobres y los ricos son más ricos. Por otro lado, las hermanas han constatado que el número de consagradas disminuye y que las jóvenes son menos numerosas. Esto las desafía a encontrar nuevos medios para que todas puedan ser portadoras de vida según cada situación y posibilidades.

Sus principales sueños son:
• El testimonio de una vida auténtica, centrada en Dios; en comunidades de diálogo y de fe compartida, insertas entre los pobres.
• Una formación y preparación adecuada a la misión.
• La experiencia de un estilo de liderazgo inclusivo y participativo.
Apasionadas por la misión, las Hermanas del Buen Pastor, se comprometen a profundizar su unidad, entrar en un proceso de conversión para Re-fundar su vida religiosa según el espíritu creativo y misionero de Santa María Eufrasia y a la luz de la Justicia y Paz e integridad de la Creación, revitalizar la vida comunitaria, asegurar a cada hermana su formación integral, promover el servicio de liderazgo, priorizar la pastoral vocacional, reconocer que los laicos son un don para la Congregación.
Es digno de resaltar que las Hermanas del Buen Pastor desean desarrollar y fortalecer las redes para llevar a cabo sus objetivos de: formación, justicia y paz, solidaridad, el compartir de sus recursos y el diálogo a todos los niveles. Para ello quieren utilizar al máximo su estatus como ONG y también su internacionalidad. Entre estas personas está Clare Nolan como representante en la ONU.
También debemos resaltar que las Hermanas del Buen Pastor reconocen el creciente diálogo interreligioso en un clima internacional donde el terrorismo, fundamentalismo y la exclusión de las minorías son parte del discurso político/ social. Por este motivo, ellas se sienten comprometidas a conocer los asuntos interreligiosos e interculturales, teniendo siempre como meta ser “portadoras de vida con y para los pobres de nuestro mundo”.
La Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor aún tiene la llama encendida y va extendiéndose por todos los rincones donde hace falta el amor. Porque en este mundo falto del bien es donde Dios se sigue encarnando. Por eso, juntas, Hermanas Apostólicas, Contemplativas y Laicos/as, quieren colocar todos sus esfuerzos para que la justicia reine de manera universal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario